UNA VISIÓN DESDE LA ECONOMÍA PÚBLICA.
¿Por qué el mercado? Óptimo de Pareto y Teoremas Fundamentales del Bienestar. (De apuntes de Hacienda Pública Avanzada) ¡Ojo, nivel Avanzado! Solo para que vean hasta dónde se llega, que tampoco es tan lejos …
La economía estudia los procesos asignativos. (relación entre fines y medios). El problema económico básico es la escasez. (frente a necesidades humanas ilimitadas).Alternativas para resolver el problema. La economía intenta resolver el problema de:
ü Qué bienes y servicios se van a
producir.
ü
Cómo se van a producir.
ü
Para quién se produce.
Tres formas principales distintas de resolver el problema económico, (medios de asignación de recursos)
ü Autoridad. ü Costumbre. ü Mercado.
El mercado permite conocer las preferencias de los individuos, solventa el principal problema de la economía y agrega dichas preferencias de forma sencilla. Los precios que se dan en el mercado tienen el fin que el mercado asigne a ese recurso.
Las funciones de los precios en el mercado:
ü Trasmiten información entre los agentes de forma eficiente.
ü Orientan la organización del proceso productivo.
ü Marcan como se va a distribuir la renta y la riqueza.
El Óptimo de Pareto y la eficiencia
económica.
El objetivo de la economía pública es establecer un marco normativo que explique y justifique la intervención pública en la asignación de recursos, la redistribución de la renta y la estabilización y el crecimiento en una economía de mercado.
Una asignación eficiente es el Óptimo de Pareto y se da cuando no es posible mejorar la situación de un individuo sin empeorar la posición de otro a pesar de poder realizarse intercambios adicionales. El óptimo de Pareto es una situación en la que es imposible mejorar la situación de un individuo sin empeorar la de otro. Como la actividad económica se compone de actividades de producción y actividades de consumo, la eficiencia requerirá por tanto una producción eficiente (esto es producir lo máximo posible) y, una distribución lo más acorde posible con las preferencias de los individuos.
Este principio de asignación eficiente contiene juicios de valor.
Respecto a las preferencias de los individuos, lo deseable socialmente se construye a partir de las preferencias individuales.
No es posible hacer comparaciones interpersonales de utilidad en el marco de la Economía moderna (vs escolástica).
El bienestar de la sociedad mejora a partir del de los individuos.
Una asignación es Pareto óptima si y sólo si no existe ninguna otra que sea Pareto superior a ella. El Óptimo de Pareto se alcanzará cuando:
Esto es, cuando hay equilibrio en el mercado de intercambio, y este coincide con el del equilibrio de la producción. (Eficiencia en la producción, eficiencia en el consumo y eficiencia en el intercambio). En breve, U´= P = C´
Eficiencia en la Producción. La eficiencia en la producción se da cuando no es posible producir más cantidad de un bien sin disminuir la cantidad producida de otros, lo que se conseguirá mediante la reasignación de los factores de producción entre industrias. Es decir, la asignación será eficiente si se igualan las relaciones marginales técnicas de sustitución entre sectores o industrias.
En la caja de Egdeworth de producción las asignaciones eficientes corresponderían a puntos como E y F, donde se produce una tangencia entre la curva de utilidades de Y y la curva de utilidades de X más alejada del origen. Un punto como G representa una asignación ineficiente. Las combinaciones de X e Y que resultan de resolver la maximización sus, funciones de producción para diferentes valores de Y constituyen la frontera de posibilidades de producción cuya pendiente –la relación marginal de transformación entre X e Y, RMTXY– indica el coste mínimo de producir una unidad adicional de X en términos de las unidades de Y que se dejan de producir.
Eficiencia en el
consumo. Una asignación es eficiente en el consumo si, dadas unas cantidades
fijas de bienes, no es posible aumentar el bienestar de un individuo sin
reducir el de otro mediante redistribuciones de los bienes. En el óptimo
consumo, A y B intercambiarán X e Y hasta que se igualen las relaciones
marginales de sustitución de ambos consumidores.
Supondremos que las Ui son crecientes en el
consumo de ambos bienes (utilidades marginales positivas) y cóncavas
(utilidades marginales decrecientes). En el óptimo de consumo
Esta situación es representada en una caja de Egdeworth por los puntos de tangencia entre las curvas de indiferencia de los individuos A y B. Las ganancias potenciales de bienestar a través del intercambio habrán sido agotadas.
Eficiencia en el intercambio, o Global. Para conocer las condiciones de eficiencia global tenemos que tener en cuenta que las cantidades de X e Y son variables y deben ser producidas de manera eficiente.
Una asignación eficiente es aquella en la que se igualan las valoraciones relativas individuales entre sí. Lógicamente, el cumplimiento de la condición de eficiencia global implica eficiencia en la producción y en el consumo, que además se da en el intercambio.
En la frontera de posibilidades de producción, X0 e Y0 son producidos eficientemente y su reparto entre A y B hace que se agoten las posibilidades de intercambio, donde la valoración general de los bienes en el consumo y, los costes marginales en la producción se igualan. El punto E de la frontera de posibilidades de producción determina una asignación globalmente eficiente. Obsérvese que existen infinitas asignaciones eficientes en el consumo asociadas con E (todas las de la curva de contrato) pero sólo una de ellas es globalmente eficiente.
Frontera de posibilidades de utilidad.
Economía del Bienestar: teoremas fundamentales.
La economía del bienestar analiza las condiciones en las que la solución de un modelo de equilibrio general puede ser la óptima. Esto requiere, entre otras, una asignación óptima de los factores entre los bienes y una asignación óptima de los bienes (entre las posibilidades de consumo).
¿En qué sentido
y bajo qué condiciones conducen los mercados competitivos a la eficiencia
económica? Dos teoremas fundamentales.
- Los mercados competitivos (aquellos en los que hay
tantos compradores y tantos vendedores que ninguno de ellos puede influir
en el precio del mercado), asignan los recursos de un modo eficiente en
el sentido de Pareto, esto es, no se puede mejorar el bienestar de una
persona cualquiera sin empeorar a su vez el bienestar de otra. En otras
palabras, una economía competitiva alcanza un punto de escala de
posibilidades de utilidad.
- Una economía competitiva puede alcanzar cualquier
punto de la curva de posibilidades de utilidad siempre que la
distribución inicial de los recursos sea la correcta. En otras palabras,
no es necesario que exista un planificador central (con sabiduría
infinita) para obtener asignaciones eficientes distintas de la inicial,
sino que estas asignaciones eficientes pueden conseguirse mediante un
mecanismo de mercado descentralizado.
Si fueran
validas las condiciones supuestas en el 2º teorema del bienestar, el estudio de
la economía pública podría reducirse a analizar las redistribuciones correctas
de los recursos.
Optimo optimorum y curva de bienestar
social.
Teóricamente, y en condiciones de competencia perfecta, sería posible efectuar una distribución neutral de la riqueza que no afectara a la eficiencia: una redistribución única y simultánea que establece un nuevo punto de partida para el funcionamiento del mecanismo competitivo y que, por tanto, no altera los comportamientos individuales que se desencadenan desde ese momento. Esta posibilidad la refleja el Segundo Teorema de la Economía del Bienestar.
Las dificultades de información (dificultad en la revelación o conocimiento de las preferencias y características individuales) impiden diseñar una redistribución única de la riqueza que sea idónea, puesto que desde la perspectiva de la utilidad (o del bienestar) se desconoce con exactitud la situación de cada individuo y, por tanto, lo que específicamente debería aportar o recibir. Esta asimetría informativa genera, por otro lado, ineficiencias que posibilitan mejoras simultáneas en eficiencia y equidad, que contradicen el supuesto intercambio entre ambas. Esto se puede ilustrar gráficamente por medio de los posibles desplazamientos en la Curva de Posibilidades de Utilidad. Esta Curva nos indica las combinaciones máximas de utilidades individuales que puede alcanzar una economía. En el gráfico que sigue, se supone la existencia de sólo dos individuos en la sociedad cuyos niveles de utilidad respectiva se expresa con las variables U1 y U2, o, lo que puede ser equivalente, se supone la existencia dos grupos sociales homogéneos en cuanto al nivel de utilidad que disfrutan sus integrantes. Cada uno de los puntos de la Curva de Posibilidades de Utilidad nos expresa una distribución distinta de los recursos en la sociedad que se manifiesta en distintos niveles de bienestar o utilidad individuales.
La curva UU es la curva de posibilidades de utilidad que se deduce de la curva de contrato y, muestra la cantidad máxima de utilidad que puede disfrutar una persona dado el nivel de utilidad de la otra. En el punto p’ el nivel de utilidad de Eva es bastante alto, en comparación con el de Adán. En el punto r’ ocurre lo contrario. El punto q’ está fuera de la curva de contrato. Todos los puntos que estén dentro o sobre la curva de posibilidades de utilidad son alcanzables por la sociedad, mientras que todos los puntos que están por encima de la misma son inalcanzables. Por definición, todos los puntos de UU son eficientes en el sentido de Pareto, aunque reflejan distribuciones muy diferentes de las rentas de los individuos.
Del mismo modo que el bienestar individual depende de la cantidad de bienes consumidos por una persona, el bienestar de la sociedad depende de la utilidad de cada uno de sus miembros. La sociedad está mejor cuando cualquiera de sus individuos lo está. La economía accede al óptimo de producción e intercambio cuando, por un lado, los factores de la producción están siendo utilizados eficientemente y, por otro lado, los bienes producidos se asignan adecuadamente a los distintos consumidores. En estas circunstancias el máximo de bienestar social ha sido logrado y el conjunto del sistema económico funciona eficientemente (el óptimo de los óptimos ha sido logrado: el "optimum optimorum").
Enfoques normativo y positivo. Los juicios de valor.
2. Demostrar que, en el intento de remediar un fallo de mercado, no es probable que el propio proceso político y la estructura burocrática de una sociedad, aun siendo esta democrática liberal, interfieran en la mejora propuesta en el sentido de Pareto.
La validez o no de un enfoque normativo se deriva en la economía moderna de sus consecuencias y estas pueden conocerse estudiando sus efectos sobre la sociedad en un plazo temporal. Lo normativo no es algo que pueda construirse a espaldas de la realidad económica pero no se identifica con los resultados de la optimalidad económica ya que, aunque los ha de considerar y tenerlos presentes, implica una visión más amplia de esa realidad. El enfoque normativo es de por sí más amplio, ya que se fija en el bien de la persona y de la colectividad, y es ahí donde han de orientarse los juicios de valor. En este punto surge la contradicción fundamental de la modernidad: la elaboración de absolutos condicionantes a la soberanía individual sin aceptar heteronomía alguna.
La envidia y la estupidez. Necesidad de regulación.
La razón básica por la que el Estado participa activamente en la producción reside en la opinión de que las empresas privadas persiguen objetivos que no son compatibles con el interés nacional. La principal crítica que se hace a la producción pública es que es menos eficiente, y ofrece incentivos para la corrupción y la ausencia de libertades. Las empresas privadas tratan de maximizar los beneficios de sus propietarios y no forzosamente el bienestar de la nación. Este es el argumento más utilizado a favor del control público de la producción. No obstante, es posible considerar que si las empresas privadas actúan estrictamente en beneficio propio, satisfacen el interés público. El hecho de que las empresas competitivas, que maximizan sus beneficios, conduzcan a la economía a una asignación eficiente de los recursos significa que no existe necesariamente un conflicto entre los intereses privados (maximización de los beneficios) y el interés público.
Sin embargo, cuando hay fallos de mercado, el objetivo de las empresas de maximizar los beneficios no generará una asignación eficiente, aunque pero esto no implica forzosamente que deba intervenir el Estado. Debe demostrarse que éste puede corregir el fallo sin introducir otros problemas. Si decide intervenir, producir directamente puede no ser el remedio más adecuado. En lugar de intentar controlar directamente la producción, puede tratar de hacerlo indirectamente, bien regulándola, bien creando impuestos y subvenciones que induzcan a las empresas a actuar en pro del interés público. Aunque la provisión sea pública, la producción puede ser privada. No se trata tanto de determinar universalmente cuál es la política óptima cuanto de entender cuáles son las circunstancias en las que cada una de las distintas posibilidades es la más apropiada.
El control
indirecto público no será del todo eficiente ya que las empresas privadas poseen
más información que el Estado y pueden conseguir que éste actúe en beneficio de
los regulados. Además, el gobierno puede tener múltiples objetivos, por lo que
puede ser difícil elaborar una normativa que los refleje totalmente. La
regulación ha provocado frecuentes y grandes distorsiones debido a que las
empresas intentan aprovecharse de las disposiciones favorables y evitar los
efectos desfavorables. La regulación inadecuada podría generar ineficiencias que puede servir a los
intereses de los regulados, los reguladores o los grupos de presión.